Siempre me gustó el fútbol, si 22 pelotudos detrás de la pelota, creo que alguien lo dijo.
Y quería ser delantero, pero la realidad golpeo en mi cara porque futbolísticamente hablando era de madera. Igual siempre me quedo eso de ver a grandes jugadores que eludían contrarios, mientras estos trataban de bajarlo con alguna patada descalificadora.
En la vida existe algo parecido, hay algunos que crean, esos son los poetas, los científicos, los niños, los locos, los alegres y por desgracia otros que quieren meterte un planchazo artero y son los críticos, los amargos.
A veces pienso, bueno supongo yo que pienso, que sería mejor jugar para crear grandes jugadas y no tratar de quebrar las canillas del contrario. Como dice
No será mejor jugar a crear sin ver al otro, sin compararse con el otro, que es como uno, un simple mortal con algunos defectos y algunas virtudes y siguiendo con la canción “porque sobran razones de bajarla con el pecho y no tirarla afuera”, es decir tratar de jugar lindo aunque no salga y no ser un rompe piernas nada más.
Cuando era adolescente, es decir mucho tiempo creía en un mundo mejor. Hoy con algunos años arriba lucho, aunque a veces no lo consiga, para seguir siendo fiel a ese adolescente que quería cambiar el mundo y que soñaba con un mundo mejor, ese adolescente que quería bajarla con el pecho y encarar para el área a pesar de cualquier defensa.
Pero a veces si sobresalís mucho en alguna cosa, te pegan hasta los de tu cuadro. Y hasta te persiguen si vas, si venís, si te quedas, si sos y si no sos, que al final no sabes para que cuadro estas jugando. Nunca hay medias tintas o sos mujeriego o puto, o sos de García Pintos o más tupamaro que Zabalza, por ese montón de gente que no entra a la cancha y se viste de negro, con unas tarjetas amarillas y rojas quieren hacerte mover para donde ellos pretenden. Esos son los peores, esos “cuervos” en la jerga futbolística, que nadie va a ver pero que se creen dueño del espectáculo y que quieren imponen sus reglas.
Por eso no importa en que cuadro juegues, no importa si sos de primera, de