Ser uno mismo implica resistir a la tiranía de la obtusa conformidad y a veces al despotismo de la opinión pública y a la dura mano de la mayoría.
Así que cuando tu paciencia te falle, recurre a tu razón. Cuando tu esperanza te abandone llama tu paciencia.
Busca la salvación sólo en la verdad, no acudas por ayuda a nadie aparte de tí mismo.
No te aferres a los sentimientos cuando estos sean la causa de otras graves dificultades. Ya que nada es estable en este mundo, tarde o temprano todo pasa, todo se apacigua: dolores, penas, aflicciones y placeres.
Tu eres al fin y al cabo lo que eres. Vístete con otros ropajes, ponte pelucas, escóndete detrás del maquillaje, y a pesar de todo, seguirás siendo siempre lo que eres.
Sólo el ser humano se agrega carga llevando a cuestas demasiadas cosas que no precisa. Y deja a un lado la idea de que otros son responsables de tu sufrimiento, abandona la idea de que alguien puede dar sentido a tu vida.
Es un fenómeno extraño que es uno mismo quien se encadena y se convierte en prisión para sí mismo.
Si esperas la paz definitiva sonríe al destino que te hiere