¡Vana ilusión, vana ilusión! ¡Todo es vana ilusión!
¿Qué provecho saca el hombre de tanto trabajar en este mundo?
Ya decía Napoleón que el mejor negocio es comprar al hombre por lo que vale y venderlo por lo que él cree que vale.
Por eso no te creas importante y trata de ser el primero de reírte de ti mismo antes de que otros lo hagan.
No confundas orgullo con vanidad. El orgullo es reposado, altivo, tranquilo, inquebrantable, la vanidad es vil, incierta, vacilante. El orgullo puede ser fuente de muchas virtudes, la vanidad lo es de casi todos los vicios.
Aprende que no eres más que vacío y que tus actos no son de ninguna manera tuyos sino el simple juego de energías que que forman combinaciones pasajeras por el efecto de múltiples causas.
Recuerda que la muerte nos lleva a todos olvidándonos en una celda eterna a la que llegan incluso héroes y genios, y aquí suelen quedar resonando sus nombres.
¿Que quedará para la eternidad de tu poder, de tu posición, de tu prestigio, del culto a tu personalidad una vez que te hayas muerto?
Todos somos enormemente vulgares y poca cosa, sólo los hombres extraordinarios lo saben.
Tus acciones te parecen importantes simplemente porque has aprendido a pensar que son importantes. Casi siempre uno piensa demasiado en sí mismo y sólo obtiene cansancio.
Por eso crees que tus actos son importantes cuando en realidad nada de lo que uno hace es importante. Como dijo Sábato: la vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados.
Por lo qué, saquemos el mayor provecho de nuestras acciones antes que descendamos al polvo.
Ya decía Napoleón que el mejor negocio es comprar al hombre por lo que vale y venderlo por lo que él cree que vale.
Por eso no te creas importante y trata de ser el primero de reírte de ti mismo antes de que otros lo hagan.
No confundas orgullo con vanidad. El orgullo es reposado, altivo, tranquilo, inquebrantable, la vanidad es vil, incierta, vacilante. El orgullo puede ser fuente de muchas virtudes, la vanidad lo es de casi todos los vicios.
Aprende que no eres más que vacío y que tus actos no son de ninguna manera tuyos sino el simple juego de energías que que forman combinaciones pasajeras por el efecto de múltiples causas.
Recuerda que la muerte nos lleva a todos olvidándonos en una celda eterna a la que llegan incluso héroes y genios, y aquí suelen quedar resonando sus nombres.
¿Que quedará para la eternidad de tu poder, de tu posición, de tu prestigio, del culto a tu personalidad una vez que te hayas muerto?
Todos somos enormemente vulgares y poca cosa, sólo los hombres extraordinarios lo saben.
Tus acciones te parecen importantes simplemente porque has aprendido a pensar que son importantes. Casi siempre uno piensa demasiado en sí mismo y sólo obtiene cansancio.
Por eso crees que tus actos son importantes cuando en realidad nada de lo que uno hace es importante. Como dijo Sábato: la vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados.
Por lo qué, saquemos el mayor provecho de nuestras acciones antes que descendamos al polvo.